Continuando con el tema del pensamiento de la semana pasada, hablemos de dejar a la mente divagar.
¿Tiene sentido?
Muchas veces creemos que para encontrar la solución a un problema, debemos centrarnos en el problema.
Pero cuando se apodera de nosotros la sensación de atasco, ahí no hay mucho que hacer.
Por eso resulta muy útil cambiar de tarea. Dejar descansar al cerebro.
Las cosas que más me ayudan a mi es:
- Darme una ducha. Ese cubículo suele estar lleno de respuestas.
- Caminar. Aunque vaya observando mi alrededor, siempre me vienen pensamientos útiles a la cabeza y tengo que pararme a escribir.
- Tareas cotidianas que no requieran demasiada concentración, como fregar los platos.
El estado mental que nos proporcionan cosas como estas es ese en el que estás concentrado pero no demasiado.
La concentración parcial nos permite librarnos de distracciones externas y que la mente divague (sueña despierta).
Y es ahí donde accedemos a la información del subconsciente a la que no podemos acceder forzando la mente.
Nietzsche usaba la técnica de caminar para pensar. Andando escribió El paseante y sus sombra. McCready dice que tuvo sus mejores ideas afeitándose…
La idea es la misma: concentración parcial.
SER MEJOR PENSADOR
Al final lo que intentamos es pensar mejor.
Y como pensar está considerada una habilidad, es susceptible de ser mejorada.
Investigando sobre esto de pensar mejor he dado con un artículo en Ness Labs que habla sobre los hábitos de pensamiento saludables.
Que al final sirven para cuestionar nuestras intuiciones iniciales, evitar atajos y considerar las consecuencias de nuestras decisiones.
Los hábitos que menciona son:
- Pensar en pensar. En lugar de considerar el proceso de pensamiento como una operación de fondo, las habilidades metacognitivas permiten a las personas llevar sus procesos de pensamiento a un primer plano, para que puedan ser analizados y potencialmente mejorados. La metacognición requiere dejar espacio para la autorreflexión, a menudo en forma de diario, revisiones periódicas o trabajar con un compañero de pensamiento.
- Ser consciente de los sesgos cognitivos. La mente humana es poderosa, pero tiene limitaciones. Los sesgos cognitivos son errores sistemáticos en el pensamiento que ocurren cuando las personas procesan información. Ya sea que nuestros prejuicios estén relacionados con nuestra memoria, nuestra atención, estos errores mentales a menudo están profundamente arraigados. Es difícil evitar esta trampa, pero ser conscientes de los errores en el procesamiento de nuestros pensamientos es un primer paso para controlar los sesgos cognitivos.
- Evitar el pensamiento lineal y las falacias lógicas. Tomar atajos raramente da lugar a la mejor solución. El pensamiento de sistema 2 es necesario para considerar las complejas ramificaciones de las decisiones que tomamos. El pensamiento del sistema 1 es simplista y superficial. (referencia a los sistemas de pensamiento que veíamos aquí).
- Estudiar modelos mentales útiles. Los modelos mentales son marcos que nos dan una representación de cómo funciona el mundo, que guían nuestros pensamientos y comportamientos y que nos ayudan a comprender la vida. Como herramienta que refleja las complejidades de la naturaleza humana, los modelos mentales deben usarse en contexto y, a menudo, en combinación. Estudiar y diseñar tus propios modelos mentales es una experiencia de aprendizaje para toda la vida que puede conducir a un mejor pensamiento a largo plazo.
- Practicar la agilidad emocional. No cometamos el error de descartar la influencia de las emociones en el proceso de toma de decisiones. El cerebro racional y el cerebro emocional funcionan en combinación: si nos sentimos ansiosos, estresados, emocionados o enfadados puede afectar nuestra forma de pensar. Una relación compasiva y honesta con las emociones nos ayudará a limitar el efecto de nublar nuestro juicio.
Estos principios pueden ayudarnos a pensar mejor o al menos a darnos cuenta de nuestros fallos en el pensamiento.
MARCOS
Más allá de las formas generales de pensar mejor, existen marcos estructurados que se pueden utilizar para tomar mejores decisiones.
Son ejemplos de esto:
- La matriz de Eisenhower, que nos ayuda a tomar decisiones y priorizar.
- El marco DECIDE, en el que definimos el problema, establecemos criterios, consideramos alternativas, identificamos la mejor y elaboramos un plan de acción.
- La matriz de riesgos de la NASA, que tienen un proceso para todo y esto no iba a ser menos.
- Pensamiento inventivo sistemático, que construye una ecuación de innovación para ayudarnos a pensar no fuera, sino dentro de la caja.
- Matriz de validez y fiabilidad, que analiza la validez y confiabilidad de los modelos mentales.
- Pre-mortem, que anticipa el fracaso y trabaja hacia atrás para determinar qué pudo haber provocado el fracaso.
De esta lista he usado la matriz de Eisenhower, el análisis pre-mortem y sin darme cuenta de que lo estaba haciendo, el marco DECIDE.
Los marcos no son universales y deben aplicarse en función de lo que queremos lograr y el contexto.
Pero me parecen muy útiles para no quedarnos paralizados sin saber qué hacer.
BREVES CONCLUSIONES
Después de un par de semanas pensando en pensar, me queda claro que no para todo nos sirve el mismo tipo de pensamiento ni las mismas herramientas.
Que muchas veces hemos resuelto problemas sin saber muy cómo y por lo tanto no lo podemos replicar.
Sin embrago, si prestamos un poco de atención y somos más conscientes de nuestro pensamiento, de cómo funciona y qué herramientas nos pueden ayudar, lo podemos mejorar mucho.
Las soluciones casi siempre las tenemos delante y no las vemos.